El fin de un bonito principio
Y llegó a su fin.
O al menos eso es lo que ella a dicho. Ayer, a las 00.01 de la noche ( hora londinense), se puso a la venta la última entrega de la serie de Harry Potter, el 7 libro, y al parecer el más prometedor de todos los que hasta ahora la autora ha publicado, si no al menos el que más especulaciones trae tras de sí.
Para muchos será solo una noticia más entre el montón de noticias que el telediario emite antes de acabar pero para algunos, por raro y estúpido que pueda parecer supone bastante más.
Se acaba una pequeña parte de nuestra infancia, un recoveco que al menos yo, guardo con cariño.
Se acabaron los juegos, torneos y clases en Pradovalle, las especulaciones sobre los posibles animagos, squibs y traidores del libro ( María, al final teniamos razón con la señora Figg), nuestras gymcanas que aunque no tuvieran la temática de H.P al fin y al cabo se reducían a lo mismo.
No somos fanáticos devotos y seguidores de Harry Potter que hacen cola a las 12 de la noche en las librerías ataviados con capas, varitas, gorros y libros para emular el ambiente en el que tanto desearían poder participar.
Tan solo somos un puñado de amigos los cuales, si ya de por si estabamos bastante unidos, encontramos algo que nos unió aun más y desde luego nos proporcionó horas y horas de diversión inagotable, temás de conversación, risas, horas de trabajo, ratos agradables en el cine y miles de anécdotas para recordar.
Y sobre todo he de agradecerselo a la persona que me inció a ellos, una persona que tiempo atrás fue un buen amigo y que distintas razones fuimos poco a poco perdiendo la amistad para quedarnos en un hola y adiós.
A pesar de ello, le estoy infinitamente agradecido, pues me abrió la puerta a un mundo que junto con el del Señor de los Anillos, ha conseguido durante tantos años mantenerme hasta altas horas de la madrugada sin poder dejar de explorarlo.
Larga vida a Harry Potter.